Todo lo que Tienes que Saber Acerca de la nueva Ley de Secretos Comerciales de España
A principios de este año, el Senado Español ha aprobado una nueva Ley de Secretos Comerciales (LSC) que entró en vigor en 13 de marzo de 2019. El acto fue una transposición tardía al Derecho español de la Directiva 2016/943 de la UE sobre Secretos Comerciales, cuyo objetivo es proteger el know-how y la información empresarial confidencial contra su adquisición, uso y divulgación ilícitos. A través de ello, la información valiosa de negocio es reconocida legalmente como equivalente a la propiedad intelectual en la UE.
La Directiva de la Ley de Secretos Comerciales tiene como objetivo armonizar los reglamentos sobre la protección de los secretos comerciales en toda la UE y, a través de ellos, fomentar las empresas transfronterizas en el ámbito de la innovación y la transferencia de conocimientos innovadores.
¿Qué es un secreto comercial?
La definición ofrecida por LSC (Ley de Secretos Comerciales) para secreto comercial es intencionadamente muy general para poder aplicarse a todo tipo de información o know-how, pero tiene que cumplir con tres requerimientos básicos: ella tiene que ser secreta, tener valor de negocio y para mantener el secreto deben haberse adoptado medidas razonables.
Esto significa que cualquier cosa, empezando por información financiera, hasta planos y algoritmos, puede caer dentro de la incidencia de la TSA, pero que las empresas que no protegen información que consideran secreta no podrán recurrir a acciones legales.
Adquisición de información lícita e ilícita
La LSC específica lo que es lícito e ilícito cuando se trata de adquisiciones, uso de divulgación o secretos comerciales. Existe un número de circunstancias en las que la adquisición de información es considerada lícita: cuando esta resulta de un descubrimiento independiente, ingeniería inversa, el ejercicio de los derechos de los trabajadores o cualquier otra acción conforme a prácticas comerciales justas.
Por el contrario, la adquisición es considerada ilícita cuando los secretos comerciales fueron obtenidos sin la autorización del propietario. Cualquier adquisición ilícita se prolonga al uso y a la divulgación de la información. En caso de que los secretos comerciales obtenidos de manera lícita se utilicen o divulguen en violación de obligaciones contractuales o de otra índole, también se considerarían infracciones de la LSC.
Responsabilidad bajo la LSC (Ley de Secretos Comerciales)
Una cosa importante para tener en cuenta es que, bajo la LSC, los terceros que adquieren, utilizan o divulgan secretos comerciales mientras estén conscientes, o sobre todo, deberían haber sido razonablemente conscientes que adquirieron la información de una parte que la utiliza o divulga ilegalmente, también son responsables de la infracción. Esta responsabilidad objetiva se extiende también para empresas de marketing, producción u ofrecimiento de bienes que incorporan secretos comerciales utilizados ilícitamente.
Recurso a la acción bajo la LSC
La LSC ha hecho que sea mucho más fácil para las empresas perseguir acciones tanto contra los infractores directos de secretos comerciales como contra los terceros compradores de información adquirida ilegalmente.
En caso de infracción, las empresas reciben varias opciones: ellas pueden declarar la infracción, solicitar el cese, prohibición o eliminación de efectos, exigir una indemnización o la publicación de la sentencia. La LSC incluye también más remedios específicos, como la destrucción o entrega al demandante de documentos, objetos, materiales, substancias o archivos electrónicos que contienen secretos comerciales, o la retirada de mercancías infractoras.
Las empresas disponen de tres años a partir del momento en que tienen conocimiento de la persona que lleva a cabo la infracción para entablar una acción judicial antes de que expire el plazo de prescripción, que es dos años más largo de lo prescrito por las leyes españolas anteriores.
La LSC también estipula que las empresas que presenten acciones comerciales secretas de forma abusiva pueden ser multadas hasta un tercio de la cantidad en litigio. La sentencia también se publicaría, lo que puede tener consecuencias nefastas para la reputación de una empresa.
En conclusión
La LSC permite a las empresas proteger la información que ellas consideran vital para sus negocios y tomar acciones cuando su confidencialidad está violada. Sin embargo, ellas tienen que tomar medidas para asegurarse que su confidencialidad está mantenida. En la era digital esto significa que los secretos comerciales deben ser protegidos con la misma diligencia otorgada a los datos confidenciales incluidos en la incidencia del GDPR.
La información mal protegida, que es víctima de la violación o fuga de datos por interferencia externa o negligencia interna, ya no puede ser considerada secreta. A fin de cuentas, si la información se hace pública, contra la voluntad de la empresa, no a través de una violación de buena fe, pero por un correo electrónico torpe o un dispositivo extraíble olvidado, ya no puede ser considerado razonablemente un secreto.